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La Actitud que cada uno tiene ante los acontecimientos de la vida diaria y como se afrontan es una de las claves en la Felicidad personal y laboral.
Siento decir que si la actitud no es la adecuada ante la Vida conviene, aunque sea por motivos egoístas, aprender a tenerla. El porqué es sencillo: en lo personal seremos más felices en el día a día.
Si comienzas en tu día a día a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, comprobarás que empezarás a generar una atracción de la energía positiva de los demás hacia ti. Es una regla sencilla: a todos nos gusta rodearnos de personas que emanan buen rollo y que son positivos (no un falso optimismo) y se contagia. En el proceso de búsqueda de empleo, dicha actitud se transmite también desde el inicio del proceso de selección y el reclutador lo percibe, aunque hayas preparado y memorizado las respuestas durante la entrevista, la actitud no se ensaya, se vive.
Cuales son algunos de los cambios que se pueden realizar:
1. Actitud Negativa
En muchos casos hay sucesos como un fallecimiento, enfermedad, desempleo prolongado, dificultades económicas, pero también pequeños problemas que a ciertas personas les causa una angustia tremenda. En otras situaciones no hay un hecho que lo desencadene sino que la persona simplemente tiende a ser negativa, fatalista o “gruñona” sin motivo aparente.
Creo que estaremos de acuerdo que esa “amargura existencial” ya sea coyuntural o estructural, no conlleva felicidad para uno mismo ni para los que le rodean. Por lo tanto hay que pensar que si peor no queremos estar, por qué no realizar un autoanálisis y cambiar aquello que comporte una mejora de nosotros mismos y de las relaciones con los demás.
Tenemos derecho a ser felices pero ha de empezar por uno mismo, en el interior. Y la buena noticia es que se puede aprender. Hay a nuestra disposición herramientas, recursos o incluso ayuda de profesionales. Pero es imprescindible tener la VOLUNTAD de querer CAMBIAR.
2.- Rigidez
Hay quién hace del inmovilismo una bandera. Pero quizá aún no se han dado cuenta que el “yo soy así”, “a mis años no puedo cambiar” es un razonamiento equivocado. Cualquier persona, si lo desea y pone empeño puede modificar ciertos comportamientos o actitudes.